Descripción
Constituye un aporte para subsanar la fragmentación que existe en cuanto al conocimiento ambiental. Integra los saberes y efectiviza la imprescindible interdisciplinariedad que requiere el tema.
Nos resultaría difícil no aceptar que existe una creciente conciencia planetaria en torno a la visualización de la diversidad y multiplicidad de problemas ambientales. Éstos, en los últimos treinta años, han ocupado de manera creciente espacios en la opinión pública, en los ámbitos científicos y académicos, en las escuelas, en las organizaciones sociales, en los gobiernos. Todo ello ha contribuido a crear la necesidad de intervenir y dar respuesta a los desafíos que implica reconocer dichos problemas.
Por otro lado, también podemos decir que existe una creciente conciencia planetaria vinculada a los hábitos de consumo, al uso de las nuevas tecnologías de comunicación y al dominio global de recursos estratégicos tales como el agua, el petróleo, los minerales, el suelo y la biodiversidad.
Son dos caras de un mismo fenómeno. Por un lado la necesidad de conservar y mejorar las condiciones de vida para todos, humanos y no humanos; y por otro, la depredadora mano del mercado global que no reconoce límites y que tiene por única finalidad crecer y concentrar poder.
Los problemas ambientales y los conflictos implícitos en ellos, es decir, tensión de intereses entre afectados y beneficiarios, son hoy difíciles de negar. Estos problemas no emergen de manera espontánea y desarticula-da, sino que son una manifestación de un proceso civilizatorio, occidental y moderno, que entra en crisis y nos pone como humanidad ante desafíos inéditos en nuestra corta historia como especie biológica.
Estos desafíos impactarán en todos los campos de conocimiento, pero en particular sobre aquellos vinculados con la formación y la educación. Ya que seguimos sosteniendo que es ésta uno de los medios más eficaces para lograr cambios en las sociedades.
De relacionar la crisis ambiental con la educación surge a principio de los 70 la Educación Ambiental, como un campo específico de la educación y que ha logrado importantes avances hasta la actualidad, aunque es necesario reconocer, que es un campo de conocimiento en construcción y que la dedicación de los investigadores y educadores para su desarrollo es fundamental. La Educación Ambiental no viene dada, hay que hacerla, y ello nos da la oportunidad de ser sujetos protagónicos en su construcción.
Lazos Verdes va sin dudas en este sentido y avanza en una necesidad fundamental que es la de contar con textos para docentes y estudiantes que puedan ligar lo que históricamente ha sido separado en disciplinas científicas, en sociedad y naturaleza, en sujeto y objeto, en yo y los otros, negando así la complejidad ambiental como totalidad integrada que tan bien tratada está en el presente texto.
Es sin lugar a dudas un aporte de sustancial valor, que contribuye con el desarrollo de la Educación Ambiental y que surge de las ganas y motivaciones, de la sensibilidad y el conocimiento, en este caso de la Licencia-da Adriana Anzolín, pero que es compartido por tantas personas en el planeta.
El texto cuenta con recursos que van de la historia a la narración literaria, de la ciencia al conocimiento intuitivo y sensible; lo que le da un perfil complejo, reflexivo y motivador para la tarea docente. Articula con facilidad y gracia disciplinas científicas con saberes tradicionales, buscando siempre ligar lo que la autora denomina “Lazos verdes”; es decir, el con-trato con la naturaleza, de la que dependemos y con la que tenemos una responsabilidad mayor que cualquier otra especie biológica, dada nuestra enorme capacidad transformadora.
Podemos decir de manera general que la crisis ambiental nos interpela y nos da la oportunidad para soñar en un mundo más justo, equitativo, participativo, de sujetos respetuosos, responsables y solidarios; es decir, un mundo sustentable. Esta tarea generosa llevada a cabo por la autora, aporta sin lugar a dudas a dicho mundo, el único posible, en el que quepamos dignamente todos.